En qué Creemos
Durante 4 décadas, la Universal ha expresado su fe y creencia en el Dios vivo. Basada en la Biblia, revela el poder que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo tienen para transformar y salvar vidas. Después de la creación de los seres humanos, Dios Padre fue el primero en manifestarse al hombre, enseñándole cómo seguir y obedecer Sus doctrinas. Estas enseñanzas fueron seguidas por Abraham, Isaac, Jacob y tantos otros héroes de la fe.Desafortunadamente, el hombre permitió que el pecado corrompiera sus acciones. Así, muchos se desviaron del camino correcto y empezaron a seguir los deseos de su propio corazón. Pero Dios, en Su infinita gracia y manifestación de amor hacia la humanidad, envió a Su Único Hijo para traer la Ley y cumplir los Mandamientos Divinos.
El Señor Jesucristo, el Dios Hijo, fue el segundo en manifestarse al hombre. Cuando vino al mundo, sufrió, fue crucificado, murió y fue sepultado, pero al tercer día resucitó. De esta manera, aseguró la Salvación para el hombre y la liberación de todos sus sufrimientos.
El Dios Espíritu Santo fue el tercero en manifestarse a la humanidad. Su revelación se realiza en el corazón. Así, puede convencer al hombre de sus pecados, mostrando, a través de la conciencia, que una persona puede equivocarse, pero si hay un arrepentimiento sincero, Dios la perdonará.
Desde el principio, la Santísima Trinidad actúa con poder y sabiduría, y hasta el día de hoy revela Su voluntad a través de la Biblia, que fue escrita por hombres divinamente inspirados, como muestra 2 Timoteo 3:16-17: “Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.”
Pero el hombre o la mujer que tienen su vida en las manos de Dios solo pueden realizar la buena obra cuando se arrepienten de sus pecados. Esto se lleva a cabo mediante el bautismo en agua, realizado por inmersión. Allí es sepultada la naturaleza humana, es decir, el pecado, y nace una nueva persona, dispuesta a cumplir la voluntad de Dios en la Tierra.